Muchos de nosotros, hemos visto la práctica de esta maniobra de montaña en películas de acción o de aventura. Y esta semana hemos podido experimentar nosotros mismos la sensación de descolgarnos y descender por una pared.

Antes de todo recibimos una formación precisa sobre cómo debemos realizar la maniobra, paso a paso: colocarnos el arnés, montar el mosquetón junto con el descendedor ( ocho ), colocación de la cuerda en los mismos y como hacer correctamente la aproximación al descuelgue y comenzar a descender. Los monitores también nos enseñan diferentes maniobras de bloqueo del ocho para algunos casos particulares.

Realizamos varias pruebas en tierra firme y en horizontal, y una vez asimilados los conceptos y los pasos precisos, nos dirigimos al descuelgue. Donde se encuentra montada la cabecera de rapel. Es aquí cuando la adrenalina empieza a notarse; los monitores comprueban que todo esa en orden y nos ayudan en ese paso trascendental antes del descenso. Otro monitor desde la parte inferior nos mantiene asegurados. Y así, con un poquito de valor nos echamos hacia atrás, colocamos nuestras piernas en posición y comenzamos a poner en práctica lo que antes practicamos varias veces, pasito a pasito vamos descendiendo por la pared. Una sensación de aventura nos invade y nos descubre una maniobra de escalada que en muy pocas ocasiones tenemos la oportunidad de practicar. Sin duda alguna una experiencia que nos ha sorprendido y encantado, y eso que ya, algunos de nosotros somos veteranos en las convivencias de los programas de Diputación. Y eso es gracias al trabajo incansable y la ilusión que ponen siempre los monitores y el personal de Naturavila.